Y justo cuando el año terminaba llego
la sorpresa, que con cariño adorno toda
el alba. En esa ocasión donde las palabras
fueron innecesarias, el sentimiento era
mutuo, aferrándome a lo más autentico
y el amanecer no fue suficiente para
perpetuar el momento.
Justo cuando el reloj pedía más tiempo
al destino, mientras se sincronizaban
los latidos, los sueños y los anhelos
que desde un principio unieron los caminos
de estos dos seres.
El año terminaba y la espera que consumía
con todo sentido parecía desvanecerse a
cada segundo consumido, cual cuento de
hadas, el amanecer regalo un final feliz.
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